Mala alimentación y obesidad han elevado incidencia de cáncer colorrectal


Archivo|EFE

 La mala alimentación y el aumento en las cifras de obesidad en América Latina han propiciado que los casos de cáncer colorrectal también se incrementen y que sea ya el cuarto tipo de cáncer más frecuente en hombres y el tercero en mujeres en Latinoamérica.

"El estilo de vida, los hábitos de alimentación, la obesidad y el sedentarismo han llevado a un incremento en la incidencia de este tipo de cáncer", afirmó en entrevista con Efe la doctora María del Consuelo Díaz Romero con motivo del Día contra el Cáncer de Colon, que se conmemora cada 31 de marzo.

La especialista en cáncer, adscrita al Servicio Oncológico Médico de Tumores Digestivos del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) de México, explicó que esta tendencia a la alza se ha visto en los últimos 20 años principalmente porque la alimentación es menos sana que antes.

Detalló que el cáncer colorrectal es responsable de unas 700.000 muertes al año en el mundo, mientras que en América Latina se presentan 87.000 nuevos casos anualmente y 49.000 muertes cada año.


En México, se estima que cada año se presentan 14.600 nuevos casos y 3 de cada 10 pacientes diagnosticados mueren debido a esta neoplasia.

La especialista alertó que mientras hasta hace dos décadas el pico de edad para diagnosticar este tipo de cáncer era de entre 50 y 59 años, ahora se están observando pacientes cada vez a edades más tempranas, de 30 y 40 años.

Esto se debe a que la población ha cambiado sus hábitos de vida, además de que existen factores como el tabaco, el alcohol, la obesidad y alteraciones metabólicas como la diabetes tipo 2.

Díaz Romero indicó que los síntomas de este padecimiento suelen complicar el diagnóstico ya que se pueden confundirse con enfermedades como el síndrome de intestino irritable, hemorroides y anemia crónica.

Entre estos signos están dolor y distensión abdominal, estreñimiento, evacuaciones anormales, diarrea y sangrado al defecar.


También se puede presentar fatiga, cansancio, pérdida de peso y aumento del perímetro abdominal.

Debido a los malos diagnósticos, los pacientes pueden tener un retraso en el mismo de hasta seis meses, tras pasar por tratamientos con gastroenterólogos o internistas.

"Los pacientes tienen menos posibilidades de curarse cuando llegan en etapas tardías por lo que el diagnóstico oportuno es fundamental", manifestó la también oncóloga gástrica y miembro de la Asociación Latinoamericana de Gastro Oncología.

El tratamiento de esta enfermedad -agregó- ha cambiado en la última década gracias a la identificación de biomarcadores específicos para saber si existen mutaciones y para lo cual se utilizan "fármacos inteligentes".

Estos fármacos, dijo, extienden la esperanza de vida de los pacientes hasta 30 meses, incluso aquellos que están en etapas 3 y 4 de la enfermedad.

Sin embargo, destacó la importancia del diagnóstico oportuno porque es necesaria la sensibilización en los primeros niveles de atención, además de llevar una vida más saludable y comer alimentos más frescos y naturales.










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