Detrás del suicidio: “Sólo quieren dejar de sufrir”




Yo puse día y hora, pero cuando no tiene que ocurrir, no curre“. Así recuerda Antonio (nombre ficticio) aquel día en que intentó quitarse la vida. Pero, por suerte o por desgracia, “una piedra” se interpuso en su camino para evitar esta tragedia.

Antonio fue uno de las persona que no logró llevar su objetivo hasta el final y consiguió la ayuda de profesionales para seguir su vida.

No obstante, al otro lado del suicidio hay un millón de personas en el mundo que sí lo consiguen, según la Clínica López Ibor. Y en España, explica Jose Manuel Dolader, director del Teléfono Contra el Suicidio, son 11 las personas que se quitan la vida cada día.

Se trata, dicen los expertos, de un problema silencioso del que todavía no se habla lo suficiente como para evitarlo. Aunque se ha avanzado en los últimos años a pasos agigantados, sostienen, aún existe un miedo “irracional” de tratar el suicidio en los medios de comunicación, por si se crea un efecto llamada.

Muchos familiares que ahora se encuentran en un estado de duelo, comenta Dolader, afirman que si se hubiese hablado más sobre este tema, ahora un ser querido seguiría con vida.

El suicidio no es algo que se quiera, aseguran los expertos, sino la única salida que ven estas personas para acabar con un sufrimiento que llevan arrastrando desde hace mucho tiempo.

Antonio nos lo explica desde su experiencia como superviviente: “Todo esto empezó cuando todavía vivía Franco y él estaba en condiciones de ir de caza. Fíjate cuando empezó o al menos que yo me diese cuenta“.

No es lo que parece

Aunque a muchos de los afectados se les contemple desde fuera con una gran sonrisa y vitalidad, por dentro arrastran una larga depresión, según Junibel Lancho, psicóloga y coordinadora del Teléfono Contra el Suicidio. Esto, añadido a la vergüenza que sienten por contar lo que les pasa a las personas más cercanas, crea una situación mental en declive.

Asimismo, Antonio rememora cómo cargó con una responsabilidad que no le correspondía, la de intentar solucionar sus problemas solo. “Yo siempre tenía una sonrisa para ocultar todo eso. Siempre he pensado que mis problemas son mis problemas y de cara a los demás tú tienes que estar siempre alegre. Eso es una equivocación“, reflexiona Lancho.

Por ello, profesionales como Beatriz Mora, coordinadora de psicología de la Clínica López Ibor, ven necesario no normalizar comportamientos, sobre todo si se mantienen en el tiempo.

Prevención desde la infancia

Y aunque se trate de una circunstancia que le puede ocurrir a cualquier persona, los expertos han notado cómo cada vez son más jóvenes aquellos que piensan o deciden quitarse la vida. Otro aspecto donde la pandemia ha dejado su huella.

Para ser más exactos, Junibel Lancho habla de jóvenes de entre 16 y 17 años y, en algún caso, de hasta 12 años.

Al igual que la pandemia ha agravado los datos sobre el suicidio, las redes sociales no se quedan atrás. No saber gestionar las emociones dentro de una sociedad en la que prima la imagen, ha creado un ambiente propicio para que esta situación empeore.

Ahora lo único que cuenta es hacerse la foto y todo es ‘happy’, y todo es felicidad. Eso no es real, pero los jóvenes se lo creen“, añade Lancho.

Ante una media de 3.500 suicidios al año sólo en España, que se sostiene desde hace 15 años, los expertos lanzan tres mensajes: no es malo pedir ayuda, hay que dar más visibilidad al suicidio a través de campañas de prevención y es urgente instaurar una educación emocional desde una edad temprana.Por su parte, Antonio habla directamente a aquellos que están o han estado en su misma situación.

Lo primero que tienes que hacer es convencerte a ti mismo de que tú puedes salir y de que los profesionales te van a poner las pilas.  Y vas a volver a reírte de aquellas cosas que estaban ahí, pero que tú ya no las reías”.


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