Cirugía estética, un valor de competitividad laboral para los hombres




La cirugía estética en los hombres, que en México representan un 40 % de la población que incurre en estas operaciones, se está convirtiendo en los últimos años en un valor de competitividad laboral, cuenta la cirujana plástica y reconstructiva Lourdes Rodríguez.

La experta atribuye estas nuevas necesidades a las demandas sociales del mundo empresarial, que provocan "que el hombre tenga que guardar cierto perfil físico" y ya no compita "por la capacidad intelectual, sino también por la apariencia física".

"Tengo profesionales, ejecutivos, dueños de empresas que vienen a buscarme porque están en competencia con personas mucho más jóvenes y quieren lucir bien para poder generar más contratos"

... afirma la cirujana.

Agrega que "muchos de ellos no se harían esos procedimientos si el círculo en el que ellos se mueven no les demandara esto".

Los cambios estéticos a los que se someten los pacientes abarcan desde la transformación facial a liposucciones ultra precisas "de alta definición".

"No es una liposucción tradicional, hablamos de una alta definición en pacientes que son relativamente delgados que necesitan marcar cuadritos", explica.

En dicho procedimiento se utiliza el ultrasonido para "marcar la línea media" y "los laterales donde están los (músculos) rectos abdominales, para que parezca que hicieron ejercicio".

La búsqueda de una estética determinada se alimenta de la "necesidad de aceptación", ya que el círculo social determina si una persona es aceptada o no.

"Una persona con buena apariencia física tiene más posibilidades de que la acepten", reconoce la cirujana.

Las mujeres tampoco escapan de las modas y requisitos sociales. Una de las tendencias más frecuentes desde hace poco es la de ponerse implantes en los glúteos "de hasta 1500 centímetros".

"La gente quiere verse más estilizada", expresa Lourdes Rodríguez, quien identifica esta tendencia en los estados de Sinaloa o Baja California, dada su cercanía a Estados Unidos.

La moda la dicta la estrella televisiva Kim Kardashian, que marca tendencia con una estética basada en "exceso de busto, mucho glúteo y poca cintura".

Desde el punto de vista de Rodríguez, la estética es identificativa y personal, por lo que "no podemos generalizar" y todos los pacientes necesitan un análisis clínico y psicológico.

Entre estas modas basadas en la estética surge un trastorno más serio e inclusive peligroso conocido como dismorfia, en el que el paciente se siente obsesionado con obtener la perfección física.

"El paciente, aunque se vea bien, siente que está arrugado, que le falta más contorno corporal" y así acumula un sinfín de insatisfacciones generadas por su propia mente.

"Esto ya es una patología. Se tiene que tratar con un psicólogo"

... asegura la cirujana, quien añade que hay pacientes que desde muy jóvenes se operan "párpados, cara, mama (...)" y después de esto siguen sin agradarse cuando se miran al espejo.

Existen también los pacientes que acuden después de un divorcio y "creen que con una cirugía estética van a solucionar todos sus problemas".

La especialista advierte que la cirugía "es algo que está para ayudar", pero que los médicos no pueden saltarse la ética profesional y atender demandas injustificadas.

"Hay límites en el que el cirujano puede escoger no operar a alguien", asevera Rodríguez, quien dedica la mitad de su tiempo a atender pacientes en el Centro Nacional de Investigación y Atención a Quemados.


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