El mundo está en crisis


Baja Press|Ilustrativa

¿Por qué es importante la participación ciudadana?

Cuando aplicamos el pensamiento crítico y comenzamos a observar todo lo que nos rodea con una mirada profunda, analítica, nos damos cuenta que las cosas no funcionan como debieran.

Sin ir muy lejos, aquí en Los Cabos, el agua es escasa y sin embargo se tira; se sabe que hay fugas considerables entre la toma de los pozos y la red de distribución que la lleva a casas y negocios, además de que se sabe de numerosas tomas clandestinas que merman aún más el desempeño. El drenaje crudo se tira sin tratar al Estero de San José y las cañadas del municipio sin disimulo ni culpabilidad, como si fuera la única alternativa. Los recolectores y las plantas de tratamiento de aguas negras apestan, como evidencia de que están mal administradas. Los cuerpos de seguridad pública son incapaces de pasar un examen de confianza, y si no hay confianza, ¿a quién le sirven? Una parte considerable de los vehículos que transitan por el municipio no tienen placas y/o violan con su comportamiento vial las reglas de tránsito con toda impunidad. Los reglamentos de construcción y de uso de suelo son alterados con la venia del Cabildo municipal de manera tradicional, indulgencia de por medio. No hay reciclaje ni separación de desechos sólidos y seguimos sin un Sistema de Relleno Sanitario para la disposición final de la basura, contaminando el medio ambiente. Las escuelas públicas están en pésimas condiciones; los alumnos siguen yendo a clases para cumplir con un calendario absurdamente largo, aunque hayan terminado el temario y se dediquen a pasar el rato en los salones. El sistema de salud muestra graves deficiencias. Nuestros representantes y los empleados de gobierno sin excepción descubren la jauja, perjudicando a la comunidad sobre todo por aquellas obras que dejan sin hacer, aunque se hayan ejercido los recursos.

Los ciudadanos nos sentimos defraudados y mal representados por las personas que supuestamente escogimos con nuestro voto. También nos sentimos mal representados por los partidos políticos y por los organismos que organizan las elecciones. ¿Por qué las cosas están así? ¿Hay lógica en este absurdo? Podría seguir y llenar muchas páginas, sin siquiera entrar en detalle.

 

En teoría

La gente, nosotros los ciudadanos, hemos organizado nuestro gobierno, es decir, la manera de convivir colectivamente, a través de un sistema llamado Democracia Representativa, en la que la ciudadanía ejerce el poder político de forma indirecta, a través de representantes, elegidos mediante el voto secreto, en elecciones libres y periódicas.

Esta Democracia Representativa es Republicana, en el sentido de que se basa en un balance entre el Poder Ejecutivo (administra y gestiona la actividad de gobierno), el Poder Legislativo (emite las leyes y reglamentos que rigen el comportamiento de la sociedad y su gobierno) y el Poder Judicial, (que interviene, averigua, arbitra y falla en las situaciones de conflicto). La Democracia Representativa Republicana también es Federal, en el sentido que organiza e integra a los ciudadanos geográficamente en el entorno municipal, estatal y federal dentro de esta comunidad libre que conforma al país y sus habitantes.

Por lo general, la gente común prefiere no complicarse la vida pensando en el embrollo de los problemas que enfrentamos; la mayoría no tiene la preparación o la lucidez para entender lo que esas situaciones implican y, además, piensa que no cuenta con los recursos para hacer algo o para poder influir, ya que apenas alcanza a sobrevivir; y otros optan por imaginar que los problemas se van a resolver por sí mismos o simplemente, se conforman con pensar que la vida es así.

Aquellos que han logrado entender la gravedad de estos problemas, deducen que se tiene que hacer frente a cada situación de inmediato antes de que el daño sea irremediable, y para lograr resolver semejante entuerto se requiere del trabajo en equipo. La voluntad y la dedicación individual no son suficientes.

 

La última esperanza

La gente que nos representa y/o que trabaja en el gobierno con seguridad tiene otras prioridades, si no, estos problemas ya se estarían resolviendo. La evidencia demuestra que más bien se esfuerzan en ocultar la información. La ciudadanía, los vecinos de una comunidad, que tienen la claridad de pensamiento para entender que nadie más va a venir a arreglar estos problemas, que tienen la experiencia, la preparación académica y los conocimientos, son la última esperanza de solución. Si ellos no reaccionan y hacen lo correcto, a esto que se llama ciudad o municipio o estado o país o humanidad, se lo lleva la mierda.

Es natural evadirse, suponer que no es nuestra responsabilidad. Así lo hemos aprendido siguiendo el ejemplo de nuestros mayores siendo una de las fallas más graves del sistema educativo. La misma sociedad, mediante los medios masivos, nos ha hecho creer que hay que desconectarse del trajín diario del trabajo, de la escuela y desentenderse, enchufarse a la TV, a los juegos de video, a las redes sociales, para no pensar y entrar en latencia, en hibernación, eludir enfrascarnos en el análisis crítico de lo que ocurre en nuestra vida diaria y sus consecuencias, hasta llegar a la ceguera. Nos recomiendan dejar de ver, de oír y de dejar de tratar de entender lo que pasa. El entretenimiento y la necesidad de evasión nos convierten en zombis.

 

Aquí una nota

Es importante señalar que esta sensación de infortunio e impotencia no es exclusiva de México, se percibe en muchas partes del planeta. Mediante las Tecnologías de la Información y la Comunicación, de las aplicaciones y las redes sociales, hemos generado una red de conectividad internacional que nos permite, no solo enterarnos de las noticias en el momento en que acontecen y de muchas que antes no mencionaban los medios masivos tradicionales, sino que además podemos comentar y contextualizar el asunto a tratar con las personas que están cerca de los protagonistas, en todo el mundo.

Por este canal estamos aprendiendo que hay maneras diferentes a las habituales de enfrentar y resolver los problemas, que hay formas alternas de solución que no hemos intentado; a la vez que nos contagiamos de esa desesperación que provoca saber que el sistema, de consumir y trabajar y endeudarse y seguir trabajando para consumir más, que rige nuestras vidas no funciona, aunque descubrimos con esperanza que hay países que están cambiando algunas cosas con resultados admirables. Todo eso nos permite sentir que algo está mal en el diseño de la manera en que vivimos y por ende el resultado nunca es el esperado, aunque nos esforcemos por cumplir con nuestra parte. Siempre queda algo por hacer, por hacer más, por hacer diferente. Esa sensación se agrava al constatar que nuestros representantes políticos (del regidor municipal, al presidente) no nos representan, ni siquiera hacen el intento de disimular su deshonestidad y se han vuelto unos cínicos profesionales ante nuestra impotencia y apatía. 

 

La democracia es el menos malo de los sistemas políticos.

Sir Winston Churchill

 

Los partidos políticos y el organismo electoral que los rige, ahora llamado INE, contribuyen a la frustración generalizada permitiendo que los políticos se cambien de partido con cualquier pretexto, buscando ganar otra elección, subir otro escalón en el escalafón del poder y el presupuesto. Los partidos políticos, aparte de identificarse con ciertos colores, no representan ninguna línea ideológica, ética o moral que separe o diferencie a unos de otros, lo cual confunde y suma al descontento generalizado. El verde no es ecologista, el institucional no puede ser revolucionario, la acción tiende a la deshonestidad, la revolución democrática se vende al mejor postor, enfrascados en una competencia en la que no queda claro qué significa ganar y la corrupción se percibe a cada instante, hasta cuando se proponen las medidas anticorrupción para los gobernantes y la llamada clase política.

 

Una competencia en la que no queda claro qué significa ganar

Dentro de todo, cabe mencionar algunos casos de éxito, correspondientes a la generación del milenio, que, con una mirada sencilla y fresca ante los problemas de siempre, han tomado las calles de manera organizada y están haciendo bien las cosas. Tal es el caso de Pedro Kumamoto Aguilar, quien encabezó a un grupo de jóvenes ciudadanos, independientes de los partidos tradicionales, que sumaron unos a otros ciudadanos para apoyar su candidatura a diputado local en Jalisco, y no ganó, ganaron. Actualmente, siguen trabajando en base a un equipo de recién egresados, en contacto y comunicación constante con la ciudadanía, devolviendo la representatividad a la gente sin la necesidad de un partido que los apoye o les dé una supuesta identidad. Ellos son jóvenes, honestos y están dispuestos a cambiar a México haciendo política ética. Es el volver a la participación y representación ciudadana real dentro del gobierno. www.kumamoto.mx

Y así como Pedro Kumamoto y su equipo están haciendo cosas importantes en Jalisco y a nivel nacional, hay muchísimas cosas por hacer en Los Cabos y en Baja California Sur, que, si no las hacemos nosotros, los ciudadanos conscientes de lo que está pasando, no las va a hacer nadie y lo más seguro es que la situación empeore.

Ya se trate de la amenaza de incrustar minas a cielo abierto en este delicado entorno, o al amago de instalar una planta nuclear en La Paz, o a apresar activistas ecológicos con engaños y documentos apócrifos para favorecer desarrollos turísticos de grandes consorcios en detrimento de la población, o la desmotivación por parte de CFE a la instalación de paneles solares sin razón aparente, o la apropiación de caminos vecinales y carreteras de manera burda y tramposa por una autoridad que intenta restringir el paso libre de la ciudadanía a las playas, privatizándolas de facto, o la asignación directa el Centro de Convenciones del G20, abandonado por 5 años, a una empresa sin presencia en el estado y sin experiencia en el manejo de congresos y convenciones. Las amenazas y los abusos ahí están. Las otras, las permitimos cada día que callamos y cruzamos los brazos.

Los políticos son parte de nuestra sociedad y reflejan lo que somos y lo que hacemos, nuestros sueños y nuestras aspiraciones. Tenemos que cambiar, nosotros, y entre todos modificar lo que somos, lo que aspiramos, lo que soñamos. Es un trabajo a muy largo plazo… y vamos tarde.

Tu participación es muy importante.     

 

Post Data: En el pasado, la Política Exterior de México se ceñía a la “Doctrina Estrada”, que establecía la no intervención en asuntos ajenos y el principio de la libre determinación de los pueblos. México era admirado por las naciones del mundo por el respeto al derecho ajeno que practicaba, no como ahora que nos reclaman en nuestra propia casa por ver la paja en el ojo ajeno y no la viga incrustada en el nuestro. Eso pasa por escoger de Canciller a un aprendiz de dudoso linaje.




Víctor Manuel González Rosales

Víctor Manuel González Rosales

Integrante del Observatorio Ciudadano Integral de Los Cabos (OCI)

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