Las Gacelas, escoltas de López Obrador cuyo modelo podría volver a imponerse



Las mujeres conocidas como "Las Gacelas" fueron el cuerpo de seguridad de Andrés Manuel López Obrador cuando estuvo al frente de Ciudad de México y ahora pueden servir de ejemplo para custodiar al nuevo presidente.

Dado que López Obrador ha renunciado al cuerpo de elite de seguridad de la presidencia de México, "Las Gacelas" pudieran encargarse de su seguridad, aunque la exjefa de aquel grupo considera que sería insuficiente.

A López Obrador, quien asumirá el cargo el próximo 1 de diciembre, "nunca le ha gustado" estar rodeado de un cuerpo de seguridad, explicó a Baja Press Polimnia Romana, quien fue coordinadora de "Las Gacelas".

Polimnia Romana

Este grupo de seis escoltas inició sus actividades en el año 2003, y estuvo junto al ahora presidente electo hasta que finalizó su periodo como jefe de Gobierno de la Ciudad de México en 2005.

Romana relata que el entonces político del Partido de la Revolución Democrática (PRD) le encomendó formar un grupo exclusivamente de mujeres, para que la gente pudiera seguir acercándose a él sin el temor de que "les fueran a hacer a un lado o lastimar".

"Él siempre ha sido una persona muy cercana a la gente de a pie, y le ha gustado tener ese contacto. Tener un cuerpo de seguridad compuesto por varones era muy agresivo, (los ciudadanos) podían sentirse intimidados", opina.

"Las Gacelas" no vestían uniformadas, sino con ropa casual, excepto en los eventos formales, y su indumentaria les permitía confundirse con la multitud.

Trabajaban todos los días y no tenían turnos. Su cita era a las 5.30 de la mañana, dado que López Obrador, de quien se conoce su gusto por empezar su agenda de trabajo muy temprano, ofrecía diariamente conferencias de prensa a primera hora.

Fueron preparadas en el Instituto de Formación Profesional, que depende de la policía judicial de la capital, y cuando se integraron en el equipo de López Obrador recibieron un curso especializado en protección.

En las últimas semanas como jefe de Gobierno capitalino, tres de estas mujeres acudieron a Israel a recibir un curso de capacitación, lo que levantó una gran polémica e impidió que este grupo siguiera protegiéndolo en su campaña de las presidenciales de 2006.

Romana considera que López Obrador ahora va a necesitar "un grupo mucho más especializado": "Si bien ("Las Gacelas") tenían un cierto entrenamiento, era como policías judiciales, no como seguridad privada. Y menos teníamos el tipo de protocolos que va a tener que ejercer quien rodee al presidente de México".

Después de ganar las elecciones del 1 de julio, López Obrador confirmó que no utilizaría la protección del Estado Mayor Presidencial, y que este cuerpo de elite, formado en su mayor parte por militares, pasará a integrarse en la Secretaría de la Defensa Nacional.

Para Romana, quien también ha sido diputada en la Asamblea Legislativa de la capital, la decisión de no contar con "un cuerpo muy especializado y muy bien entrenado para estas funciones" ha sido "un error".

Los 2.000 agentes no serán despedidos, sino reintegrados en otra dependencia, por lo que el Gobierno se verá obligado a contratar a personal de seguridad y supondrá "un doble gasto que contradice su política de austeridad".

López Obrador no ha aclarado cómo piensa protegerse, y únicamente ha referido que le va a cuidar "el pueblo" y que "el que lucha por la justicia no tiene nada que temer".

"El pueblo lo protege, pero no va a estar todo el tiempo, no va a velarlo por las noches en su casa", asegura Romana.

Las palabras de López Obrador han encontrado oposición incluso en su propio equipo. La próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se ha mostrado en contra de que no tenga seguridad, aunque aseguró que están "ponderando varios escenarios".

"Él siempre tiene una idea diferente de su seguridad. Recordemos a 'Las Gacelas'", dijo esta semana en declaraciones a medios, antes de agregar que puede que esta vez se forme "un cuerpo de personas civiles, algo parecido a lo que tenía como jefe de Gobierno".

Sin embargo, Romana argumenta que "los problemas que enfrentaba como jefe de Gobierno eran sumamente pequeños en comparación con los de un jefe de Estado".

Además, si cumple su objetivo de atacar frontalmente la corrupción, "va a pisar muchos callos y eso no le va a gustar a gente sumamente poderosa", reflexiona.

En su nuevo cargo, López Obrador tiene que tener en cuenta que va a ser "representante del Estado mexicano en su conjunto", y que además tendrá que recibir a mandatarios extranjeros que, si bien llegan con seguridad propia, no tendrán "un aparato tan grande como el que debe proporcionarles el país anfitrión".

"Me parece que no ha dejado atrás al candidato popular, y eso es preocupante. Debe dejar ya atrás la candidatura, la campaña, todo eso, para vestirse en el traje de jefe supremo de las Fuerzas Armadas de México", concluye la exjefa de "Las Gacelas".










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