El crimen organizado utiliza las fosas clandestinas como mecanismo de terror y para evidenciar la impunidad y poca capacidad del Estado mexicano para combatirlo, aseguró un informe presentado hoy por la Universidad Iberoamericana.
"La fosa clandestina significa un recurso de ocultamiento no permanente con fines pedagógicos: generar terror, ejercer control y poner en evidencia la impunidad con que se puede actuar en México", señaló el informe "Violencia y Terror".
El informe presenta un detallado estudio sobre el número de fosas irregulares descubiertas en los últimos años en México y lo compara con la dinámica de inhumaciones clandestinas que marcó la guerra contra la contrainsurgencia de décadas previas.
Este tipo de inhumación clandestina "ha formado parte de la historia" de México en diferentes episodios, y entre 1968 y 1985 "se usó como estrategia de contrainsurgencia" para eliminar a personas consideradas enemigas del Estado, señaló el informe.
En la actualidad, las fosas no pretenden ocultar para siempre los cadáveres ni evitar su hallazgo, sino todo lo contrario; se hacen con la finalidad de que los cuerpos sean encontrados, sostuvo.
El objetivo de esta mecánica sería generar terror en las zonas de los entierros, poner "en evidencia la impunidad con que se puede actuar en México" además de la poca capacidad del Estado "para afrontar y resolver el problema de violencia generalizada", explicó.
El documento precisó que durante las exhumaciones e identificación de cuerpos se han podido identificar otros delitos y violaciones a las víctimas, como es el caso de la tortura.
Las experiencias de otros países demuestran que las inhumaciones son, en muchos casos, "la culminación de una serie de actos que incluyeron las violaciones a derechos humanos", aseguró el estudio, que tomó datos de las fosas clandestinas halladas entre 2009 y 2014.
El informe concluyó que las fosas clandestinas son "una de las evidencias más claras de la crisis de derechos humanos que prevalece" en el país, además de constituir "hechos recurrentes y extendidos con hallazgos constantes y presentes en la mayor parte del territorio mexicano".
El estudio reveló una cifra de 390 fosas clandestinas halladas entre 2009 y 2014, una cifra que puede llegar a mil si se suman las que se reportaron en los medios en 2015 y 2016.
En estas 390 fosas se hallaron 1.418 cuerpos y 5.786 restos humanos en 23 estados, con Guerrero (59), Jalisco (53), Chihuahua (47), Coahuila (47) y Tamaulipas (40) como los más violentos, con 62,56 % del total.
El pico más alto ocurrió en 2011, con 143 fosas, y a partir de ese año se empezó a registrar una disminución, al punto de llegar a 61 en 2012 y 43 en 2013.
El mayor número de cuerpos exhumados se registró en Durango, que no está entre los estados con mayor número de fosas, con 321 cadáveres, seguido por Guerrero con 258, Tamaulipas con 17 y Jalisco con 152.
El año 2011 fue también el de más cuerpos exhumados con 588, el 41,46 % del total, mientras en 2014 se observó un repunte con 250 cuerpos. o sea 17,63 % del total.
El 52,8 % del total de cuerpos hallados, 749 de 1.418, fueron localizados en fosas de seis municipios, Durango (Durango), San Fernando (Tamaulipas), Juárez (Nuevo León), La Barca (Jalisco), y Acapulco y Taxco (Guerrero).
La Iberoamericana destacó que su metodología muestra diferencias notables con las estadísticas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que en el periodo de estudio reportó 643 fosas, 2.195 cuerpos y cero restos.
"Nuestro conteo toma en cuenta los números más bajos reportados por las notas de prensa; si consideramos los números altos obtenidos la cifra podría llegar a 651 fosas, 1.992 cadáveres y 46.815 restos humanos", apuntó el estudio.
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