Academia de la Playa brinda educación gratuita a personas pobres en Acapulco


David Guzman|EFE|Jóvenes mexicanas toman una clase de inglés el 13 de mayo de 2019, en una aula habilitada en la playa de Acapulco

Tres pizarrones, seis voluntarios, un suelo de arena dorada y la brisa de mar de la ciudad mexicana de Acapulco dieron inicio al proyecto "Academia de la Playa" para alfabetizar de forma gratuita a personas de bajos recursos y enseñarles un nuevo idioma.

"Apoyamos a los vendedores de la playa; hay muchos que no saben leer y escribir y los niños a veces tampoco van a la escuela o tienen dificultades para hacer sus tareas", dijo a Baja Press la presidenta y fundadora de la asociación ProPoors, Jovita Cavigelli, el día en que se conmemora el Día del Maestro en México.

La Academia de la Playa es un proyecto que se creó hace cuatro meses y, a pesar de que estaba pensado para ayudar adultos a leer y escribir, los niños y jóvenes han tenido una mayor respuesta, por lo que dentro de la Academia se encuentran tomando clases 10 menores y 6 adultos.

Entusiasmados por aprender, los alumnos se reúnen bajo una carpa instalada en la playa durante dos horas, dos veces a la semana, de tal manera que esto no afecte el trabajo ni la economía del hogar.


"Estuve siempre observando que hay muchos que están aquí trabajando en la playa, como en la Costera (principal arteria vial y turística de Acapulco), y son muy vulnerables. Siempre andaba pensando cómo asistirlos a ellos para ver cómo mejorar su situación", indicó Cavigelli.

Luego de quedar impresionada por la falta de alfabetización en la zona periférica de Acapulco cuando hizo una visita para dar ayuda después de los huracanes Ingrid y Manuel en 2013, Cavigelli decidió quedarse a vivir en la ciudad portuaria y dejar Suiza, su país natal, atrás.

"Es algo muy hermoso porque es un privilegio apoyar, porque nadie de nosotros podemos tomar la decisión de dónde nacemos", manifestó.

Aunque enseñar a los alumnos a leer y escribir es el principal objetivo de la Academia, también se les ofrecen clases de inglés, matemáticas y sensibilización sobre el medioambiente, así como educación para madres y consejos para alimentarse saludablemente a bajo costo.


Catorce de cada 100 personas de 15 años y más no sabían leer ni escribir en 2015 en Guerrero, el estado del sur de México donde se encuentra Acapulco, que se colocó así 8,1 % por encima del promedio nacional, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Una de las alumnas que más destaca dentro de la Academia de la Playa es Reyna Arcadia Sánchez, una joven indígena de 16 años de edad, estudiante de preparatoria abierta y vendedora de artesanías en la playa que ha decidido aprender inglés mientras su madre apenas comienza a conocer las letras.

"Me siento bien de que puedo aprender algo nuevo; cada clase aprendo algo", aseguró Reyna mientras seguía practicando su pronunciación en inglés.

Pese a ser de una familia de bajos recursos y tiene que dividir su tiempo para estudiar, trabajar y ayudarle a su madre, quien está enferma de diabetes tipo 2, Reyna no ha perdido las esperanzas y sueña con ser una médica forense.



Por tal motivo considera que el saber un idioma nuevo además del español y el náhuatl, su lengua materna, le servirá para abrirle las puertas en su camino como estudiante.

"Es una ayuda que nosotros debemos de aprovechar porque ella (Cavigelli) nos está regalando su tiempo. La escuela para aprender inglés es algo costosa y aquí en la playa es gratis, para quien guste puede venir", puntualizó.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dentro de su reporte de Medición de la Pobreza 2014, en Guerrero 2,31 millones de personas se encuentran en situación de pobreza, para un 65,2 % de la población estatal, 868.100 de ellas en pobreza extrema.

"Yo no me quiero involucrar en temáticas políticas, yo solo escucho que hay muchos niños que muy seguido no pueden asistir a las clases", enfatizó Cavigelli luego de explicar que la Academia es una iniciativa privada, ya que no cuenta con ayuda gubernamental.


"He tocado las puertas pero mira, hay que continuar y buscar otras formas, que si no yo nunca hubiera empezado mi proyecto", añadió.

Cavigelli considera que su proyecto no debe quedarse solo en la playa y pretende crear un albergue donde los niños puedan ir a hacer tareas y tener una comida digna, de tal modo que "puedan estar alejados de las calles y de caer en malos pasos".

Allí estarían cuidados y protegidos, al igual que las madres que quisieran ir.

"Son paisanos, son hermanos, y nosotros no somos mejores que ellos. Y aunque están vendiendo en la playa es duro el trabajo que están haciendo", finalizó. 










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