Un senador republicano fuerza segundo cierre de Gobierno en un mes para Trump



ElsenadorrepublicanodeKentuckyRandPaul Jim Lo Scalzo|EFE|El senador republicano de Kentucky Rand Paul (c) y el representante republicano de Michigan Justin Amash (d) reaccionan mientras se realizan las negociaciones presupuestarias en el Capitolio de los EE. UU. en Washington (EE.UU.).

Cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo a principios de semana que le "encantaría" que los demócratas forzasen un nuevo cierre administrativo, poco se imaginaba que sería Rand Paul, uno de los suyos, el responsable de que el Gobierno haya tenido que bajar hoy la persiana.

Los republicanos, con el aval de la Casa Blanca, arrancaron esta semana un acuerdo a los demócratas para aprobar un presupuesto para los próximos dos años, que eleva los límites de gasto en unos 300.000 dólares y también el techo de la deuda.

Fue precisamente esto, el gasto y el endeudamiento, lo que provocó que Paul, un libertario, impidiese por sorpresa que el Senado votara el acuerdo antes de la pasada medianoche, lo que originó el cierre parcial administrativo por falta de fondos.


"Con toda honestidad, de buena fe, no puedo simplemente mirar hacia otro lado ahora que mi partido es cómplice del déficit", afirmó Paul en su discurso en el Senado.

"Cuando los republicanos están al mando -añadió-, no hay un partido conservador. Muchos de los llamados conservadores pierden la cabeza".

De este modo, EE.UU. enfrenta su segundo cierre administrativo en apenas tres semanas, después de que los demócratas forzasen el anterior el pasado 20 de enero, cuando se cumplía el primer aniversario de Trump en la Casa Blanca.


Los demócratas buscaban entonces presionar a Trump para regularizar a los 800.000 jóvenes indocumentados conocidos como "soñadores" o "dreamers", cuyos permisos de residencia y trabajo expiran en marzo.

El cierre administrativo del 20 de enero duró apenas 69 horas y los demócratas accedieron a dotar de fondos al Gobierno hasta la pasada medianoche a cambio de, precisamente, regularizar a los "dreamers", una condición a la que parecen haber renunciado ya que no figura en el acuerdo.

Esta semana, en plenas negociaciones, el presidente hizo alusión a esa demanda de la oposición que le arruinó su primer aniversario en el poder.


"Me encantaría ver un cierre (...). Si tenemos que cerrar (la Administración) porque los demócratas no quieren seguridad, y por otro lado, no quieren encargarse de nuestras Fuerzas Armadas, entonces cerrémoslo, tendremos otro cierre", dijo.

A diferencia de ese cierre, el forzado ahora por Paul está apoyado en tecnicismos y no tiene el respaldo de una mayoría legislativa, y dadas las circunstancias lo más probable es que se alargue durante unas pocas horas.

Está previsto que el Senado someta a votación el presupuesto a lo largo de la madrugada, una vez logre superar el bloqueo al que le ha sometido Paul, y después le seguirá la Cámara de Representantes, que también debe aprobar las cuentas antes de que el Gobierno pueda reabrir.

Cuando se conocieron las intenciones de Paul, en la tarde del jueves, la Casa Blanca, a través de su Oficina de Gestión del Presupuesto (OMB, en inglés), urgió a las agencias públicas a que alistasen los planes de contingencia ante la falta de fondos y que informasen a sus empleados del impacto de un eventual cierre.

"Se está instando ahora mismo a las agencias a que revisen y se preparen para el lapso" sin fondos, dijo al The Washington Post el portavoz de la OMB, John Czwartacki.

Esta por ver si el Congreso y la Casa Blanca serán capaces de aprobar los fondos antes de que el grueso del aparato público se ponga en marcha de aquí unas horas.

De no hacerlo, unos 800.000 trabajadores públicos -los considerados "no esenciales"- tendrán que quedarse en sus casas suspendidos de empleo y sueldo.










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