Puertorriqueños ignoran mayoritariamente el plebiscito sobre el estatus



image_crop_2017_06_12_145546 Thais Llorca|EFE|El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló (c) y la comisionada residente en Washington Jennifer González (3i) celebran el resultado del plebiscito en la sede del Partido Nuevo Progresista

Los puertorriqueños ignoraron mayoritariamente en el plebiscito del domingo la llamada del Gobierno para presentar ante el Congreso estadounidense unidad en favor de la anexión a EE.UU., un objetivo lejano en manos de la nación norteamericana.


El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, en el cargo desde enero, promovió nada más convertirse en jefe del Ejecutivo legislación para celebrar una consulta sobre la relación política de Puerto Rico respecto a EE.UU., plebiscito con una participación de solo el 22,9 % que pone todavía más cuesta arriba la anhela anexión que persigue el Ejecutivo.


La consulta, según concluyen analistas y medios locales, fue escasamente secundada tanto por el boicot de la oposición como por carecer de trascendencia dado su carácter no vinculante.

 

EFE | Thais Llorca | Manifestantes a favor de la independencia de Puerto Rico y en boicot al plebisicto se manifiestan frente al Tribunal Federal, la Comisión Estatal de Elecciones y la zona bancaria. 


En el plebiscito 502.616 personas (97,18 %) votaron por la plena anexión de la isla a EEUU, 7.779 por la opción de libre asociación/independencia (1,50 %) y 6.821 (1,32 %) por el actual estatus.


El Partido Nuevo Progresista (PNP) que lidera Rosselló tiene, por encima de cualquier otra vertiente ideológica, el objetivo de ver a Puerto Rico convertido algún día en el estado número 51 de la unión, como le gusta a sus dirigentes referirse a EE.UU., y para ello no dudaron en convocar un plebiscito no vinculante.


Una crisis económica que desde hace una década golpea a este territorio de 3,5 millones de habitantes con Constitución y Asamblea Legislativa propia, pero sometido a los poderes plenipotenciarios del Congreso estadounidense, no han servido para que las críticas de despilfarrar 7 millones de dólares de las arcas públicas disuadieran a Rosselló de la celebración del plebiscito.


El líder del Partido Popular Democrático (PPD) con el que se alterna el Gobierno desde hace décadas en el poder, Héctor Rosselló, aprovechó el resultado para reprochar a Rosselló el no haber querido incluir inicialmente -después fue obligado por Washington- entre las opciones el actual Estado Libre Asociado, un peculiar estatus que quiere perpetuar su partido.


La oposición del PPD, al que se sumó en la petición de boicot a la consulta el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), acusa al Gobierno de que su prioridad sea una consulta que no contaba con compromiso alguno de EE.UU. que costó millones de dólares cuando está en peligro, por falta de liquidez, la propia operatividad del Gobierno.


Luis Pabón Roca, uno de los analistas políticos más reputados de Puerto Rico, señaló que no sucederá nada en relación al actual estatus político de Puerto Rico dada la escasa participación registrada y por tratarse de un asunto que no está en la agenda de los congresistas estadounidenses.


"No hay legitimación del que pide ni receptividad en quien decide", apuntó el analista, para quien carece de sentido que el Ejecutivo de San Juan trate de avanzar en sus pretensiones con una exigua participación de un 22,9 %.


Matizó que un desenlace parecido al que finalmente ocurrió era previsible por el Gobierno, pero que hay que tener en cuenta que Rosselló actuó en clave doméstica al convocar una consulta para satisfacer prácticamente a su propio electorado y mostrar así que cumplió con su programa electoral a sabiendas de que el plebiscito no tendría valor.


El profesor universitario y secretario de Relaciones con EE.UU. del PIP, Manuel Rodríguez Orellana, dijo a Efe que el resultado del plebiscito no tendrá consecuencia alguna, en especial porque, subrayó, "nadie puede tomarlo en serio".


Rodríguez Orellana indicó que otro de los motivos por los que la consulta no servirá para modificar el estatus es porque en el Congreso en Washington no hay interés por incorporar a la isla caribeña como un estado más de EE.UU., entre otras razones porque desde el país norteamericano no se ve como algo prioritario o beneficioso.


El gobernador está previsto que parta hoy hacia Washington para explicar el resultado en la capital federal, aunque no hay detalles de con quién se reunirá.


El secretario de Asuntos Públicos y Política Pública del Ejecutivo, Ramón Rosario, dio a conocer que secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo hoy que ahora que los puertorriqueños se ha expresado el Congreso tendrá que atender la situación del estatus.


A pesar de las expectativas que pueda tener el Ejecutivo, el del domingo fue el quinto plebiscito de la historia sobre la relación política de Puerto Rico respeto a EE.UU. después de los de 1967, 1993, 1998 y 2012, ninguno de los cuales sirvió para que Washington tomara iniciativa para cambiar el actual estatus político.










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