La homosexualidad en Congo, permitida pero estigmatizada por ser "extranjera"



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Bibi M., una joven futbolista congoleña, acaba de ser desalojada de su estudio en Brazaville tras ser acusada por sus vecinos de ser homosexual en un país donde la discriminación todavía pesa con fuerza sobre la comunidad LGTBI.

"Me acusan de traer al país costumbres extranjeras", explica a Baja Press esta joven nacida en República Democrática del Congo (RDC) y que emigró al país vecino para jugar como delantera centro en un equipo de fútbol femenino.

Recién expulsada de su estudio en el barrio capitalino de Moungali, Bibi sufre en carne propia ese estigma pese a que la Constitución congoleña establece que todo ciudadano debe respetar los derechos y libertades de los demás.

Como demuestra el caso de esta deportista, todavía existe una fuerte intolerancia hacia las minorías sexuales en este país de África Central.

"La situación de la homosexualidad en Congo es de ignorancia, lo que lleva al miedo hacia al otro y luego a la discriminación y violencia contra todo aquel que es diferente", se lamenta el director de la asociación Coeur arc-en-ciel (Corazón arco iris), Jean Claude Pongault Elongo, jurista de 34 años y homosexual.

Esta organización no gubernamental nació en abril de 2016 para defender los derechos e intereses de la comunidad LGTBI (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales) en Congo.

El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU (OACDH) trasladó a esta nación africana varias recomendaciones para prevenir la discriminación basada en la orientación sexual e identidad de género, así como para la formación de fuerzas de seguridad y autoridades judiciales en la protección de este colectivo.

Sin embargo, y según denuncia la asociación Corazón arco iris, las minorías sexuales del país son a menudo objeto de actos de violencia, discriminación y estigmatización, que rara vez son reprendidos por la Policía.

Congo cuenta, por ejemplo, con una edad de consentimiento sexual desigual, mientras que el Código Penal de 1940 (reformado en 2006) prohíbe los actos sexuales entre personas del mismo a menores de 21 años, si se trata de personas de diferente sexo, esa edad se limita a 18 años.

"Para registrar nuestra asociación ante las autoridades públicas tuvimos que destacar que iba dirigida a jóvenes y grupos vulnerables, ya que el concepto LGTB está conectado a Occidente, suscita resistencia para nuestros ciudadanos y desacredita nuestro trabajo sobre el terreno", explica Pongault.

La organización cuenta con el apoyo, sin embargo, de donantes internacionales como la Unión Europea (UE), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH (Onusida) y las embajadas de Estados Unidos, Alemania y Francia en Brazaville.

Desde su creación, esta asociación ha denunciado 228 casos de violencia o discriminación contra este grupo, siendo uno de los más polémicos el de un solicitante de asilo senegalés al que el Comité Nacional de Asistencia a los Refugiados (CNAR) negó el refugio por ser homosexual.

Congo no reconoce legalmente las uniones entre personas del mismo sexo, ya que el primer párrafo del artículo 40 de su Constitución establece que "toda persona tiene derecho a casarse con la persona de su elección, del sexo opuesto".

Un informe de 2010 del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre este país señaló que la homosexualidad "sigue siendo un tabú cultural y las personas homosexuales son perseguidas por indecencia pública".

Con excepciones como Sudáfrica, Seychelles, Cabo Verde o la propia República del Congo, la criminalización hacia esta comunidad se extiende por gran parte de África.

En países como Uganda, Zambia o Tanzania, las relaciones homosexuales se castigan con penas que van desde los 14 años de prisión hasta la cadena perpetua. 


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